
Hablar de sexualidad en consulta sigue siendo un desafío para muchos profesionales de la salud en Latinoamérica. A pesar de que las disfunciones sexuales son altamente prevalentes, el tabú cultural, la desinformación y la falta de formación específica hacen que este tema continúe quedando fuera de la conversación clínica, incluso cuando impacta de manera directa la calidad de vida, la salud mental y las relaciones de pareja.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce la salud sexual como un componente esencial del bienestar integral, entendida no solo como la ausencia de enfermedad, sino como la posibilidad de vivir la sexualidad de forma segura, satisfactoria y libre de dolor o coerción¹. Sin embargo, diversos estudios muestran que una gran proporción de personas con disfunciones sexuales nunca consulta o lo hace de manera tardía, en gran parte por no encontrar espacios clínicos adecuados para hablar del tema².
En el contexto latinoamericano, donde aún persisten creencias culturales restrictivas y barreras de acceso a atención especializada, el rol del profesional de la salud resulta especialmente relevante.
El enfoque biopsicosocial: estándar actual en sexología clínica
La evidencia científica es clara: las disfunciones sexuales rara vez responden a una sola causa. Alteraciones hormonales, enfermedades crónicas, efectos secundarios de fármacos, estrés, ansiedad, historia relacional y factores socioculturales interactúan de forma compleja en la respuesta sexual humana.
Por esta razón, asociaciones como la World Association for Sexual Health (WAS) y la International Society for Sexual Medicine (ISSM) recomiendan el enfoque biopsicosocial como base del abordaje clínico. Este modelo permite comprender al paciente más allá del síntoma, integrando cuerpo, mente, vínculo y contexto.
En la práctica diaria, este enfoque comienza con algo fundamental: crear un ambiente de consulta cálido, empático y libre de juicio. Una pregunta abierta, formulada con naturalidad, puede ser suficiente para que el paciente se sienta autorizado a hablar de una dificultad que ha guardado durante años.
Evaluación integral y psicoeducación: claves del proceso terapéutico
Una vez establecida la confianza, la evaluación clínica debe ser amplia y estructurada. Explorar antecedentes médicos, estado emocional, dinámica de pareja, presencia de dolor, cambios en el deseo o la excitación, así como expectativas personales, permite orientar de forma más precisa el plan terapéutico.
En este proceso, la psicoeducación cumple un rol central. Desmontar mitos profundamente arraigados —como que el deseo siempre debe ser espontáneo, que el dolor durante las relaciones es “normal” o que el orgasmo es el único indicador de satisfacción— forma parte activa del tratamiento y mejora significativamente los resultados clínicos.
Las intervenciones con mayor respaldo científico incluyen:
- Terapia sexual individual y de pareja
- Técnicas de focalización sensorial
- Entrenamiento en comunicación afectiva y sexual
- Manejo de ansiedad y reconexión corporal
- Trabajo interdisciplinario con ginecología, urología y fisioterapia de suelo pélvico cuando es necesario
Este abordaje permite acompañar al paciente de manera respetuosa, progresiva y sostenible, ajustándose a su historia y contexto.
Formación especializada: una necesidad creciente en la región
En Latinoamérica, cada vez más profesionales reconocen la importancia de contar con formación estructurada y basada en evidencia en sexología clínica. La demanda de atención en salud sexual va en aumento, mientras que la oferta de profesionales capacitados sigue siendo limitada, especialmente fuera de los grandes centros urbanos.
En este escenario, formaciones especializadas como el Máster en Sexología y Terapia de Pareja de AMIR LATAM responden a una necesidad real del ejercicio clínico actual: integrar la salud sexual como parte del abordaje integral del paciente, con criterios científicos, sensibilidad humana y aplicación directa en consulta.
Actualmente, este programa se encuentra disponible para profesionales de la salud en Colombia y Ecuador, acompañando a quienes buscan ampliar sus competencias clínicas y ofrecer una atención más completa, ética y alineada con los estándares internacionales.