Cómo abordar disfunciones sexuales en consulta: una guía práctica para profesionales de la salud

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Hablar de sexualidad en consulta continúa siendo un desafío tanto para pacientes como para profesionales. Aunque las disfunciones sexuales son más comunes de lo que se cree, aún persisten el tabú, el miedo a preguntar y la falta de espacios seguros para abordarlas. Para quienes trabajan en el ámbito clínico, integrar la salud sexual como parte del bienestar general es fundamental y forma parte de una atención verdaderamente integral.

En los últimos años, la evidencia científica ha puesto especial énfasis en la importancia de una evaluación biopsicosocial. Esto implica comprender que las disfunciones sexuales no responden a una causa única, sino a la interacción entre factores biológicos, psicológicos, relacionales y socioculturales. Desde cambios hormonales y efectos secundarios de medicamentos, hasta estrés, problemas de comunicación en la pareja o experiencias previas negativas: todo influye en la manera en la que una persona vive su sexualidad.

Por ello, el punto de partida en consulta es siempre el mismo: crear un ambiente cálido, empático y libre de juicio. Una simple pregunta abierta puede marcar la diferencia y dar permiso al paciente para expresar aquello que quizá guardó por mucho tiempo. Cuando logramos generar confianza, se abre la puerta a una conversación que puede transformar profundamente la calidad de vida.
Una vez establecida esa relación terapéutica, es importante realizar una evaluación completa. Explorar la historia médica, el estado emocional, la dinámica de pareja, la presencia de dolor, los cambios en el deseo o la excitación y las expectativas personales permite llegar a un entendimiento más claro del problema. Esta valoración integral también ayuda a derribar mitos aún muy
presentes, como la idea de que el deseo debe ser siempre espontáneo, que el orgasmo es el único indicador de satisfacción o que el dolor durante las relaciones “es normal”. Combatir estas creencias forma parte esencial de la psicoeducación que ofrecemos en consulta. El siguiente paso es el abordaje terapéutico. Aquí, la evidencia respalda el uso de herramientas como la terapia sexual, los ejercicios de conciencia corporal, la focalización sensorial, el entrenamiento en comunicación afectiva y sexual, y las
intervenciones orientadas a disminuir la ansiedad y reconstruir una relación saludable con el propio cuerpo. En los casos en los que exista dolor, la fisioterapia del suelo pélvico y la revisión ginecológica representan aliados fundamentales. En otras situaciones, será necesario ajustar medicaciones, incorporar lubricantes específicos o evaluar factores endocrinos que puedan estar influyendo.

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